lunes, 5 de diciembre de 2011

La influencia de la religión cristiana, en relación a la conformación de una idea de la condición humana e igualitaria hacia los indios en la Nueva España

Introducción.

El encuentro entre los habitantes de Europa y los habitantes de América, ha sido estudiado desde muy diversos ámbitos: el aspecto económico, político, social, religioso etc. Todos y cada uno de ellos, ha centrado sus esfuerzos en tratar de descubrir, qué ámbitos fueron los que permearon en mayor o menor medida, que los procesos de descubrimiento, conquista, asimilación o extermino de los habitantes del nuevo mundo, por parte de los diversos conquistadores Europeos se diera cierta forma y no de otra.
Particularmente en el caso de España,  si bien es cierto que los procesos de conquista y expansión estuvieron permeados en gran medida por aspectos como lo eran el económico y político, podemos encontrar que también hubo un factor que en pocas ocasiones tiende a ser considerado como relevante, el aspecto religioso.
Sabemos que  la religión jugo un papel importante en las formas de concebir a los otros (indígenas). Sin embargo, pocas veces comprendemos  cómo, de qué manera y hasta que punto, el aspecto religioso tuvo influencias en estos cambios de concepción. Pero ¿De qué manera se dio? ¿Cuál fue su influencia y aportaciones?
El presente trabajo tiene por objetivo el mostrar cómo y hasta qué punto la religión ejerció una influencia más grande en los cambios de perspectiva del otro; es decir de los habitantes del nuevo mundo.
Para ello considero pertinente abordar en un primer apartado, qué tipos de mentalidades son con las que vienen los españoles al nuevo mundo y cómo particularmente la mentalidad religiosa difundida por el misionero, comienza a abrir el camino para que se de una nueva perspectiva en cómo es que se debe de concebir al otro. El segundo apartado tiene por objetivo mostrar cómo la religión propicio un aporte en el cambio de mentalidades gracias a la promulgación de leyes y decretos que fomentaban, una manera positiva de ver y tratar al indígena y al mismo tiempo promovían una defensa del mismo gracias a los dogmas y principios propios del cristianismo.


Las mentalidades del español.

Para comenzar a ver el papel que jugo la religión en cuanto a los procesos de conquista y percepción del otro, es indispensable hablar primero acerca del tipo de mentalidad con la cual el conquistador europeo, sobre todo el español, viene al nuevo mundo.
Podemos decir aunque sin generalizar,  que hay al menos dos ámbitos que despiertan el interés del europeo y particularmente del español a venir al nuevo mundo.
El primero de ellos está basado desde luego en el ámbito económico, pues, muchos españoles al escuchar todas las leyendas y relatos fantásticos de riqueza y prosperidad provenientes del nuevo mundo, se ven movidos a venir a éste con el afán de conseguir, tierras, prosperidad y  riqueza, ámbitos de los cuales la mayoría carecía en España.
El segundo ámbito al cual podemos referir que impulsará a venir a los españoles al nuevo mundo, estará basado en un ámbito religioso pues, hemos de decir que la constitución e identidad del español, desde hacía ya varios siglos estaba muy marcada por los principios del cristianismo como lo son: el predicar al cristianismo como la verdadera religión, el defenderlo de otras idolatrías, inculcar a quienes se han desviado el regresar a la verdadera religión etc.  Estos preceptos y normas, tanto sociales como morales, parecían indicarles a un grupo determinado de españoles; es decir, los misioneros, que bajo ellos recaía la responsabilidad como buenos cristianos, de salvar a todos estos pueblos que de una forma u otra se habían desviado del buen camino; tenían pues, la misión hasta cierto punto caballeresca de salvarlos de los infiernos.
De esta forma podemos ver, que hay al menos dos motivos por los cuales es que los españoles se encaminaron hacia el nuevo continente, unos movidos por un interés económico y otros por un interés espiritual, sin embargo. No se ha de dejar abierta la posibilidad a que ambas motivaciones, pudieran haberse  unido en algún momento, pues   algunos conquistadores, estaban de la misma manera influenciados por los preceptos propios del cristianismo, ésta cuestión bien pudo haber motivado de alguna manera un interés en común por difundir la religión cristiana.

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A partir de estas dos mentalidades diferentes, podemos decir que se desprenderán de la misma manera, dos tipos de percepciones distintas del nuevo mundo, una de éstas mayoritariamente basada en la hostilidad que promovía el interés económico; la otra por su parte, enfocada en una visión más altruista y hasta cierto punto más crítica o abierta, basada en los principios que promovía la religión.                                                                                                        

La mentalidad e influencia del conquistador en los procesos de conquista.

Por un lado, podemos decir que la mentalidad de los conquistadores, parecía que estaba desprovista de un auténtico sentido religioso del que los misioneros estaban más que conscientes. El conquistador mayoritariamente limitaba sus interés en cumplir con su misión de obtener oro, riquezas, fama y tierras; esto desgraciadamente provoco que “junto a ese deseo ilimitado de riqueza […] se […]ignorara el increíble sufrimiento y la opresión [que la búsqueda de estos intereses] infringía a la población indígena”1 pues los colonos simplemente “habían venido a “recoger su oro”, no a civilizar a los aborígenes”2 esta cuestión les era simplemente irrelevante pues, desde su etnocentrismo los habitantes del nuevo mundo eran vistos como seres inferiores y sin valor alguno mas que el de ser explotados.
Podemos decir, aunque sin universalizar los hechos, que el conquistador representa solamente un escaso peso en cuanto a los cambios que este pudo haber realizado más allá de la lucha armada, su aportación en los procesos de conquista realmente sólo se vio reducida al sometimiento de las diversas culturas  a lo largo y ancho del continente por medio de éste ámbito. En ese sentido, el conquistador representa solamente “la personificación de una potencia fundadora, una función territorizante del espacio en la guerra de razas contra el otro”3.
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Ante lo dicho en el apartado anterior, podemos decir que es la  propia radicalización del pensamiento por parte del conquistador de obtener riquezas, lo que limita su aportación en los procesos de conquista a un ámbito exclusivamente bélico, e incluso. Podemos decir que es dicha forma de obrar la que le permite al ámbito religioso, llevar acabo una mayor aportación a los procesos de cambio de mentalidad, de trato y de asimilación cultural que los misioneros y religiosos aportarían después.
Pasaremos ahora a ver en el siguiente apartado, cómo la mentalidad de los misioneros y las prácticas serias de los preceptos y mandatos de la religión cristiana, aportan al menos tres elementos de gran importancia para el favorecimiento de una mejor concepción de los habitantes en el nuevo mundo.

La aportación de la religión hacia la concepción y forma de trato del indígena a través de la contradicción de los dogmas cristianos.

La mentalidad religiosa llevada a cabo por los misioneros, a diferencia de la del conquistador, obtendría gran relevancia en diversos ámbitos que comenzarían a darse en primer lugar, gracias a los debates y controversias que giraban en torno a la concepción y trato que se debía de tener para con los habitantes del nuevo mundo, pero ¿Qué queremos decir con esto?
Como sabemos, en un principio, con el descubrimiento del nuevo mundo, hubo dos posturas encontradas en relación a como era que se debían de concebir y tratar a los habitantes del nuevo mundo, si estos eran humanos o no, qué tan racionales o irracionales eran, si se les podía considerar civilizados o no, si estos habían desarrollado una cultura o no etc. Es en este punto donde el pensamiento religioso cobrará importancia aunque de una forma un tanto inusual y poco esperada.
                                                                                         

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Con el descubrimiento del nuevo mundo, como bien imaginamos, se trastocan un sinfín de concepciones y formas de pensamiento con las cuales el viejo continente estaba acostumbrado a ver el mundo y desenvolverse en él, y el pensamiento religioso no será la excepción, pues de la misma forma, se trastocan de manera indirecta los principios propios del pensamiento cristiano, pero ¿qué queremos decir con esto?
En general el descubrimiento de habitantes en el nuevo mundo representaba un problema para los dogmas propios del cristianismo pues “la doctrina cristiana dictaminaba que la creación había sido un hecho único y consumado”4 Ante tal dogma y con los acontecimientos que el descubrimiento del nuevo mundo había causado, el pensamiento religioso tenía que adoptar dos posibles posturas si es que deseaba mantenerse en pie. La primera postura que ésta  podía asumir, era la referente a decir que: Si Dios había creado todas las cosas en un acontecimiento único como estaba escrito en la biblia, se debía de suponer que los indios recién descubiertos, habían sido creados al igual que los habitantes del resto del mundo por Dios. Si se asumía esta postura, se debía seguir que, al menos en términos espirituales y en el estricto sentido religioso, todos, tanto indios como españoles gozan del mismo estatuto de humanidad e igualdad ante Dios, pues al haber sido creados todos de la misma manera por Dios, ninguno es superior a otro. La segunda alternativa que tenía el cristianismo, era el de adoptar una postura contraria a la primera, la cual negara la humanidad que los Indios podían llegar a tener, pues de esta forma, al abolir la posible humanidad de éstos, se abolía al mismo tiempo la igualdad de derechos de los que podían gozar.
Sin embargo, dicha cuestión resultaba ser aún más controvertida que la primera, pues el adoptar una postura de este tipo, contradecía explícitamente los dogmas establecidos por la iglesia, los cuales, afirmaban que la creación como ya habíamos mencionado, había sido un acto único y consumado. Además, dicha cuestión tampoco podría  resolver la problemática de cómo es que habían aparecido los indios en el  nuevo mundo si no habían sido estos creación del propio Dios.
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Es en ese sentido que podemos decir que el pensamiento religioso hace su primera aportación, pues la iglesia tendría que otorgar para evitar contradicciones y problemáticas una categoría positiva a los indios encontrados en el nuevo mundo.
Tal vez en ese sentido el pensamiento religioso no ayudo de manera directa que se diera un cambio inmediato en cuanto a la percepción que se debía de tener respecto a los habitantes en el nuevo mundo. Sin embargo, aunque fuera de manera indirecta, la problemática que desencadenó el descubrimiento del nuevo mundo en relación a los dogmas establecidos por la religión, sentó las bases para que en mayor o menor medida se comenzara a perfilar una nueva concepción de cómo en el sentido de estrictamente religioso de la palabra, debían de ser considerados los habitantes del nuevo mundo.  Aunque desgraciadamente se tenga que admitir que “el ideal cristiano de hermandad humana no siempre se haya puesto en práctica [en el sentido literal de la palabra]”5
Es en este punto por curioso que parezca, pese a que los argumentos de los religiosos y misioneros estaban fuertemente fundados en los dogmas cristianos, que el español debía de haber acatado. Dicha cuestión parecía ser aún insuficiente para vencer la carga valorativa, simbólica y de intereses que los españoles perseguían en el nuevo mundo pues, el sueño de descubrir grandes cantidades de oro, plata, la adquisición de esclavos y el deseo de fama y gloria, se convertirían en ámbitos muy lucrativos como para ser dejados simplemente por un dogma religioso de igualdad ante el otro.
Es en este punto de tensión y conflicto ante las diferencias de posturas y concepciones, que el pensamiento religioso llevaría su lucha a un nuevo nivel y cobrará aún más relevancia, pues si en un principio sólo se establecieron de manera llana los principios que otorgaban humanidad, igualdad y derechos a los habitantes del nuevo mundo, ahora se buscará  establecer de manera concreta estas concepciones de cómo es que debían de ser concebidos los habitantes del nuevo mundo, con esto también se buscaba al mismo tiempo el  defender esos derechos de posturas radicales o de autoridad que aún tendían a concebirlos como seres inferiores.

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Aportaciones y decretos a favor de la defensa en relación a la concepción del indígena.

Como mencionamos en el apartado anterior. Si bien es cierto que se trató de dar una nueva carga valorativa a los habitantes del nuevo mundo por parte de la religión cristiana, dicho cambio de mentalidad no pudo llevarse acabo de manera inmediata, pues los prejuicios, las cargas valorativas, los intereses, las mentalidades racistas y otros elementos que habían heredado figuras de autoridad a lo largo de los años como  las elaboradas por ejemplo por Américo Vespucio las cuales concebían a los indios como  “seres crueles, guerreros, caníbales y [cuyas perspectivas pintaban a] sus culturas en términos negativos diciendo que no sabían nada de leyes, gobierno, propiedad privada o religión, e ignoraban que el alma era inmortal”6  seguían permaneciendo de manera muy arraigadas al imaginario colectivo del español, la mayoría de estas formas de pensamiento seguía presuponiendo  que  sin lugar a dudas “existía una superioridad de la civilización occidental por sobre las demás culturas”7
Ante estas perspectivas que indudablemente seguían reinando la concepción colectiva de los españoles en el nuevo mundo, fue necesario que la iglesia, comenzara a tomar otro tipo de medidas para poner fin a este tipo de problemáticas. Por ejemplo en el año de 1538, el papa Pulo III extendió la famosa bula Sublimis Deus,  en la que declaró lo siguiente.[4]“Tales indios y todos los que más tarde se descubran por los cristianos, no pueden ser privados de su libertad por medio alguno, ni de sus propiedades, aunque no estén en la fe de Jesucristo… y no serán esclavos”8
                                                                                                                                      



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En este punto hay dos cuestiones que son importantes aclarar, La primera de ellas es que estos concilios no solamente estaban enfocados en cambiar la perspectiva con la cual eran vistos los indios, también trataban de resolver otros tipos de cuestiones, por ejemplo, se trataba de resolver las constantes injusticias y abusos a los cuales eran constantemente sometidos, su forma de organización, cristianización y adoctrinamiento entre muchas otras; las cuales por la extensión del trabajo no podremos abordar.
La segunda cuestión en la que queremos hacer énfasis, es que si bien podemos decir que a partir del año de 1537 se dan de manera cada vez más constante concilios, sínodos y bulas papales para tratar los problemas referentes a los indígenas de la Nueva España, ya anteriormente podemos encontrar preocupaciones referidas a la forma de trato y percepción que se debía de tener respecto a los habitantes del nuevo mundo. Por ejemplo, en el año de 1513 podemos encontrar una proclama de declaración jurídica donde ya se plantea el problema de si “las conquistas proseguían con arreglo [propio a los] principios cristianos y justos”9
Hasta ahora solamente hemos visto como la religión trata de ejercer influencia a través de decretos y proclamaciones que tratan de dar una categoría distinta a los indios a la que se les había venido concediendo, pero podríamos preguntarnos ¿realmente el peso que ejerce la iglesia en tratar de cambiar las concepciones de los habitantes del nuevo mundo, está solamente en relación a los decretos y promulgaciones papales que esta elaboraba? A esta pregunta podemos decir que si bien es cierto que dichos decretos impusieron de una manera más sólida las formas en que se debía de tratar y concebir a los indígenas del nuevo mundo, no fue la única forma en que la iglesia realizo aportaciones. Por otro lado, podemos hacer referencia a las figuras de autoridad que desarrollaron su lucha de forma más “individualista” por decirlo de algún modo y que sin embargo, ejercieron un peso que ayudo de forma distinta a que las concepciones y los tratos para con los indígenas, se dieran de forma distinta.
                                                                                                                                                           
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Por ejemplo, Lewis Hanke nos dirá que ya desde el año de 1511, un sacerdote Dominico llamado Antonio de Montesinos en su texto Ego vox clamatis in deserto, expondrá la primera protesta importante contra el trato de los indios por sus conciudadanos españoles.  Este pequeño tratado será de los primeros en reflejar una mentalidad más abierta y a invitar a tener otra perspectiva más allá de la dada por la típica mentalidad eurocèntrica reinante “¿Estos no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos?”10
Otro claro ejemplo de esto, es el desarrollado años después por  Bartolomé de las Casas, el cual a pocos años de su arribo a los territorios de la Nueva España  y después de su conversión de soldado a misionero, se encargaría de luchar constantemente por los derechos de los indios, tratando de detener los constantes atropellos y abusos a los cuales eran constantemente sometidos por los conquistadores españoles, tal fue la preponderancia que tuvo Bartolomé de las Casas en la defensa de los indios que en el año de 1516 el gobierno español lo nombro “Protector de los Indios” en las islas occidentales y en el continente.
Ya para el año de 1519  el mismo emperador Carlos V convoco a Bartolomé a una reunión en España para que él mismo le expusiera el tipo de problemas que se habían estado presentando en relación a los indios en la Nueva España, a lo cual Bartolomé expone de la siguiente manera “[he visto con mis propios ojos]  crueldades más atroces y desnaturalizadas que las perpetradas por barbaros incultos y salvajes… [ante lo cual  sólo encuentro posible que] la avaricia y sed de oro de nuestros compatriotas [sea la responsable de tales atrocidades]… señor, por consiguiente [he de decir que] corresponde a vuestra majestad prohibir, al inicio de vuestro reinado, ese gigantesco sistema tiránico, el cual, horrible a la vista de Dios y de los hombres, es la ruina de la mayor parte de la humanidad”11


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Ante las exposiciones ya descritas por Bartolomé y los constantes intentos de la iglesia a través de la emisión de decretos, sínodos y bulas, el rey Carlos V finalmente proclama en el año de 1542 una serie de leyes que abogarían en favor y defensa de los indios. Podemos ver de esta manera que el peso de que ejerce la iglesia en este punto es de considerarse relevante, pues es en gran medida gracias a las proclamas de leyes y normas que realizaba la iglesia, junto con los discursos y proclamas de figuras de autoridad religiosas que finalmente se comienzan a establecer de manera más firme la promulgación de leyes que tenían como objeto el cambiar las formas de trato y concepciones que los españoles tenían en general hacia los indígenas en el Nuevo Mundo.
Sin embargo en este punto, podría surgirnos una duda y esa es ¿Porqué una figura tan importante como Carlos V haría caso a las exposiciones que la iglesia y los misioneros abogaban? Hasta cierto punto, puede parecernos sospechoso en el caso de Bartolomé, la influencia que éste tiene con el rey a la hora de la promulgación de leyes. Si bien es cierto que Bartolomé se había convertido en una figura de autoridad y había ganado cierto renombre a través de proclamas y debates como el acontecido con Ginés de  Sepúlveda cabe preguntarse ¿realmente estas cuestiones bastaban como para que el propio rey de España hiciera caso a una resolución de los problemas planteados por Bartolomé, los cuales en vez de traerle beneficios parecían perjudicar los intereses de la corona?
Hemos de recordar que España tenía grandes intereses económicos referentes a la explotación de la tierra, la obtención de oro y plata, la mano de obra y en general de la extracción de recursos, ésta cuestión  solamente podía seguirse practicando si, se seguía planteando en el imaginario colectivo la idea de que los habitantes descubiertos del nuevo mundo eran seres inferiores, pues de lo contrario, si se aceptaba el otorgarles una categoría humana, como la que planteaban los dogmas cristianos, tal explotación iba a dejar de ser posible, pues no se podía explotar a alguien que hablando espiritualmente y ante los ojos de Dios, es igual a ti, entonces ¿porqué la corona accede a que se cambie este imaginario colectivo y promulga el decreto de leyes que abogan por un mejor trato hacia los indios, si dicha cuestión parecía de entrada no convenirle?

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Era pues indispensable para la corona el lograr resolver este tipo de intereses tratando de salir lo menos perjudicada posible hablando en términos económicos y sin tener que entrar en un conflicto con la iglesia.
Si bien es cierto que por un lado, el aceptar un cambio de concepción respecto a los habitantes del nuevo mundo traería consigo una aprobación por parte de la iglesia, el establecer una concepción como ésta limitaría al mismo tiempo la derrama económica que dicha explotación traía consigo. Pero por otro lado, si la corona no aceptaba el cambio de concepción que los preceptos cristianos dictaban, provocaría seguramente un conflicto a un nivel mayor con la iglesia.
Hemos de recordar, que la iglesia como institución, era la única en aquel entonces que podía otorgar legitimidad a las acciones y empresas llevadas a cabo por los reyes, pues su poder representaba un estatuto superior a cualquier reino terrenal. En ese sentido, el ir en contra de los mandatos y acciones que dictaba la iglesia, bien podía poner en juego los dominios y legitimidades obtenidos por la corona española, pues había sido la propia iglesia a fin de cuentas, quien le había otorgado dicho privilegio. Sin lugar a dudas el desatar un conflicto como éste con la iglesia, provocaría una pérdida de intereses aún mayor para la corona. En ese sentido, la redacción de leyes que promulgaran una defensa de los indios, representaba para la corona una salida más viable y una pérdida de intereses menor, que la comparada con entrar en un conflicto con la iglesia.
Tal vez, es en este ese sentido que la corona española pudo haber accedido a las posturas establecidas por la iglesia, pues le era más conveniente llevar una relación favorable donde ambas partes salieran beneficiadas, pues por un lado. Si la iglesia otorgaba legitimidad de las tierras descubiertas por la corona, dicha legitimación permitía por un lado que la corona se beneficiara económicamente de las tierras descubiertas, mientras que por el otro, permitía a la iglesia expandir aún más su dominio religioso sobre nuevas tierras y reiteraba al mismo tiempo su autoridad como institución.


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Sin embargo más allá del mutuo beneficio al que podían llegar a aspirar ambas partes  corona-iglesia, hemos de decir que la religión tuvo un papel mas activo de lo que generalmente se piensa, pues las contribuciones que hizo la religión a veces de manera directa, a veces de manera indirecta ayudarían a que con el paso de los años, se comenzara a dar un cambio de perspectivas y concepciones referentes a cómo era que se debía de concebir y tratar a los habitantes del nuevo mundo.

















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Conclusiones.

En conclusión, podemos decir, que el papel que tuvo la religión cristiana fue mucho mayor de lo que se suele pensar, pues ésta hizo diversas aportaciones que van desde el otorgar una explicación a los acontecimientos que el descubrimiento del Nuevo Mundo presentaba al viejo continente a través del ámbito cristiano, hasta el desarrollo de nuevas concepciones y el decreto de leyes, cuyo objetivo sería el cambiar la mentalidad y forma de trato, con la que el europeo se desenvolvía hacia los habitantes del Nuevo Mundo.
Si bien es cierto que el cambio de concepciones y perspectivas que predicaba la religión cristiana no pudo darse de una manera pronta, ni en igualdad de condiciones y formas a lo largo y ancho del continente, dichos planteamientos, preceptos y leyes que promovió el cristianismo a través de la iglesia, con la ayuda de los misioneros y el apoyo de la Corona Española, si comenzarían a sentar las bases para que se comenzara a dar paulatinamente, un cambio de mentalidad y tolerancia hacia el otro. Tal vez sea en ese sentido, donde podamos decir que radica una de las contribuciones más importantes de la religión.
Sin embargo,  quedará aún pendiente el analizar en otro trabajo, las aportaciones que la religión hizo en relación a los procesos de evangelización, los cuales, sin lugar a dudas, tuvieron un papel relevante a la hora del entendimiento y asimilación entre ambas culturas y que me imposible el abordar debido a la extensión del presente trabajo.








Bibliografía.

Brotton Jerry. El bazar del Renacimiento. Paidos América. Barcelona-Buenos Aires 2003

Hanke Lewis, El prejuicio Racial del Nuevo Mundo, Biblioteca Sep/Setentas, México 1974

Malefijt Waal, Concepciones Medievales del Hombre, Amorrorto Editores, Madrid-España 1983

Rengifo Lozano Bernardo. Naturaleza y Etnocidio, relaciones de saber y poder en la conquista de América.  Tercer mundo Editores, Colombia 2007

Williams Erik. De Colón a Castro: La historia del Caribe 1492-1969, Instituto Mora, México 2010






[1] Jerry Brotton. Nuevos mundos Felices en. El bazar del Renacimiento. Paidos América. Página 174
2 Erik Williams. De Colón a Castro: La historia del Caribe 1492-1969, Instituto Mora, pagina 118
3  Bernardo Rengifo Lozano. Naturaleza y Etnocidio, relaciones de saber y poder en la conquista de América.  Tercer mundo Editores página 62.
4 Waal Malefijt, Concepciones Medievales del Hombre en Imágenes del hombre, Amorrorto Editores, pàginas43

5 Óp. Cit. Página 37
6 Óp. Cit. Página 43
7 Óp. Cit. Página 47
8 Lewis Hanke, Capitulo II Aristóteles y América en  El prejuicio Racial del Nuevo Mundo, Biblioteca Sepsetentas, página 47
9 Óp. Cit. Página 40
10 OP Cit. Página 39
11 Erik Williams. De Colón a Castro: La historia del Caribe 1492-1969, Instituto Mora, pagina 119